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lunes, 4 de junio de 2012

la razon



información 



El fiscal pedirá al menos 4 años de cárcel para Urdangarín

Anticorrupción no prevé solicitar una pena inferior aunque se confiese culpable y devuelva el dinero supuestamente defraudado. Las posibles atenuantes serán claves MADRID- Un mes después de que trascendiera el acercamiento de las defensas de Iñaki Urdangarín y Diego Torres –los dos principales imputados del «caso Nóos»– a la Fiscalía para intentar llegar a un acuerdo de conformidad que redujese la petición de penas del Ministerio Público, Anticorrupción tiene claro que su solicitud de condena para el duque de Palma no será inferior a los cuatro años de cárcel. 

Cuando la investigación encara su recta final, el fiscal Pedro Horrach entiende que existen indicios suficientes para imputar a Urdangarín los delitos de prevaricación, malversación, falsedad documental y fraude a la Administración, una acusación que hace inviable una petición fiscal que no supere los dos años de prisión ( una hipotética condena que libraría al duque de Palma de la cárcel al no contar con antecedentes penales).

Confesión de culpabilidad
A falta de analizar los resultados de las comisiones rogatorias cursadas a Suiza y Luxemburgo y de determinar la cuantía de las cantidades supuestamente defraudadas por los gestores de Nóos (con la información facilitada por Hacienda), Anticorrupción es consciente de que los abogados de los dos ex socios en el Instituto Nóos pueden volver a intentar sellar un pacto de conformidad, habitual en cualquier proceso, para mitigar la calificación provisional de la Fiscalía antes del juicio.

Ese acuerdo pasaría por una confesión de culpabilidad y por la devolución del dinero presuntamente defraudado. El artículo 21,4 del Código Penal contempla la atenuante de confesar la infracción siempre que ésta se produzca «antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él». Fuentes de la investigación aseguran, sin embargo, que si Urdangarín reconociese su culpabilidad en estos momentos se le apreciaría la circunstancia atenuante en el caso de que aportase «datos significativos para avanzar en la investigación». Por ejemplo, añaden, si arrojase luz sobre la implicación de otros imputados cuya responsabilidad no está afianzada con solidez o permitiese con su declaración acordar nuevas imputaciones.

Tres de los cuatro delitos que la Fiscalía imputa a Urdangarín (que podrían ser cinco si la información remitida por Hacienda abre la puerta al delito fiscal) llevan aparejadas penas de cárcel. El Código Penal prevé entre tres y seis años de prisión para castigar la malversación de caudales públicos (Anticorrupción estima que la cantidad defraudada por Urdangarín y Torres puede superar los tres millones). En cuanto a la falsedad documental, está castigada con penas de hasta dos años de prisión. Ambos delitos contemplan además la pena de inhabilitación (absoluta en el primer caso). También con pena de prisión (de uno a tres años) se sanciona el fraude a la Administración, que añade la imposibilidad de obtener subvenciones y beneficios fiscales durante un plazo de entre dos y cinco años.

El único delito que no está castigado con la cárcel, la prevaricación, sí conlleva la inhabilitación para ejercer cualquier cargo público durante al menos siete años.

Según las mismas fuentes, si Urdangarín y Torres «ponen encima de la mesa tres millones de euros» (o la cantidad defraudada que finalmente se determine) y devuelven ese dinero, el tribunal que les juzgue «podría considerarlo incluso una atenuante cualificada que rebajaría la pena solicitada hasta en dos grados». En todo caso, el duque de Palma tendría que echar el resto en el juicio para evitar una condena a más de dos años de cárcel.

opinión

Los responsables de la Roca han ordenado la instalación de una segunda valla en el límite que separa a España de la pequeña colonia. Más que el «Muro de Berlín», la «Valla de Gibraltar». Lo curioso es que Gibraltar, narcotráfico aparte, se ha desarrollado desde que España eliminó su valla y abrió la frontera. Se dice desde el Peñón que la acción se justifica para evitar el contrabando de tabaco. Me parece muy bien. Gibraltar es como una finca. No tiene tantas hectáreas y sí, en cambio, un saludable presupuesto y una frondosidad de dinero negro en las arcas de sus bancos que puede permitirse el lujo de levantar, no sólo una tercera valla, sino una cuarta y hasta una quinta. Sucede que si levantan la quinta valla, los llanitos van a verse obligados a abandonar sus hogares y vivir en la playita, porque mucho terreno no hay.

«El Muro» comunista de Berlín tenía un objetivo tan comunista como su construcción. Impedir a los alemanes del Este que conocieran la decrepitud y la inmoralidad de la Europa libre.  Aquello era maravilloso, pero con anterioridad a la construcción del muro, todos los días centenares de alemanes elegían el camino de la perdición y buscaban esa terrible libertad que tanto molesta y desagrada a los sobrinos de Lenin y Stalin. Después llegaron los «Vopos» que ametrallaban a los insensatos que buscaban su derecho a vivir libres, y finalmente, se levantó el muro. Se tardó mucho tiempo en blindar con la gran muralla de la tristeza gris la frontera entre el Berlín soviético y el Berlín libre, y cuando el comunismo se sintió desbordado por la fuerza de su fracaso, en un pispás la muralla fue derribada. Estuve allí, y no se borrará de mi memoria la expresión de júbilo y esperanza de los alemanes oprimidos cuando pisaron por vez primera el suelo de la Alemania pujante y justa. Aquel muro supuso la constatación de un fracaso que aún perdura en la melancolía y la amargura de los nostálgicos de la estrella roja de cinco puntas. Pero la vallita de Gibraltar, al menos de momento, carece de motivo para alzarse entre las monas, los narcotraficantes, los inversores en Sotogrande y España. Los españoles no sentimos animosidad alguna hacia los llanitos y deseamos su presencia en nuestro territorio, amén de su comprensión y cordialidad. El alzamiento de la segunda valla, sólo perjudica a quienes han invertido en España y en España tienen su comodidad y su vida. Con dos vallas y una frontera, no hay español que pierda el tiempo en pasar a Gibraltar. Esa segunda valla la han levantado los gibraltareños para impedir que sus habitantes pasen a España, que es mucho más divertida y variada. Están creando una murallita que sólo perjudica a los suyos. Pues que levanten la tercera.

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